El pan en el arte pictórico
Museos. Esos santuarios de cultura donde asombrosas obras de arte yacen sumidas en una atracción silenciosa.
Joaquín Sorolla, Doris Lee, Diego Velázquez, Amalia Avia, Claude Monet, Henri Toulouse Lautrec e infinitos autores más cubren las paredes de las salas. Muchos son los que se han adentrado a estudiarlos, analizarlos e incluso copiarlos. Pero, ¿quién de todos ellos desmigaja cada cuadro buscando alguna relación entre todos ellos?
La representación de la comida es un tema muy socorrido en la historia del arte. En las primeras escuelas si un alumno dominaba el bodegón estaba preparado para dar el salto y desempeñar sus propias creaciones trabajando junto a los grandes maestros. Desde las primeras pinturas rupestres ya entendemos que el alimento es un tema de gran importancia para el hombre, ya sea representado en forma de mamut, gacelas, bodegones o piezas de fruta y verdura formando un rostro, como es el caso del pintor manierista del siglo XVI Giuseppe Arcimboldo.
¿Qué alimentos de todos ellos es uno de los más representados? El pan.
El pan es en sí un símbolo muy reconocible a nivel mundial. Los pintores lo saben y por este motivo transforman su concepto para dar vida a otros significados.
La hogaza representada como la pobreza. En el cuadro Niños comiendo pastel de Bartolomé Esteban Murillo podemos ver cómo está conectado el pan situado en primer término, a los pies de los niños, con la escasez del siglo XVII. Las ropas de los jóvenes están remendadas y sucias. Si te acercas un poquito al cuadro descubrirás que la tela que cubre al pan está sucia, como los pies del niño que se está comiendo un trozo de pastel.
El pan representado como el cuerpo de Cristo, alimento de vida eterna. Salvador Dalí, uno de los artistas surrealistas más controvertido de su época, pintó un espectacular cuadro llamado La Madonna de Port Llígat, en el que, justo en el centro de la obra se vislumbra una mujer (entendemos que es La Virgen María), dentro de ella un niño pequeño que se mira el trocito de pan que lleva dentro. El pan dibujado no es una hogaza redonda al uso, sino el pico de una barra de pan.
El pan como símbolo del trabajo bien hecho. Tras una dura jornada laboral, los tres músicos se reúnen para descansar, comer y beber. El cuadro Los tres músicos de Diego Velázquez representa a tres jóvenes músicos tomando vino como fuente de inspiración para desarrollar sus temas musicales, rodeando una hogaza redonda de pan símbolo del trabajo. Este cuadro fue uno de los primeros que Velázquez pintó. Se dice que fue el cuadro con el que demostró al gremio artístico que dominaba el bodegón introduciendo piezas en su propia composición como la tabla de cortar, el cuchillo, el pan, los vasos de vino y el mantel.
El mendrugo como abstinencia y mortificación. El mejor ejemplo para representar este símbolo del pan es en San Hugo en el refectorio de los Cartujos. Francisco de Zurbarán, inspirado por la historia protagonista de esta obra pintó este cuadro perteneciente al Barroco sevillano del siglo XVII. Los monjes cartujos son reconocidos por su abstinencia y mortificación en la comida, puesto que no tenían costumbre de comer carne, tan solo agua, pan y vino. Cada uno de ellos tiene frente a sí una porción de pan, jarras de agua y vino platos de carne calcinados por cenizas.
El pan como alimento del día a día. No hay escena más actual que la de una gran familia preparándose para comer. Sacar el pavo del horno, poner la mesa, limpiar la cubertería, partir el pan… Día de acción de gracias de la artista estadounidense Doris Lee, es la viva imagen de nuestra rutina diaria. Apreciamos como una familia entera se pone “manos a la obra” en un día especial. ¿Y sobre la mesa? ¡Cómo no! Una barra de pan. Alimento indispensable que convierte un almuerzo en todo un festín, un banquete de postín, como nos diría Lumiére en la película La Bella y la Bestia. Una vez más la historia nos demuestra que el pan es un alimento completo en todos los sentidos y que a todos gusta.
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