Está demostrado. Hay algo que no falla prácticamente todos los días en todas las casas de España. Vas a comprar una barra de pan por la mañana, aunque al llegar a la panadería te lo piensas y mejor coges dos, no vaya a ser que luego haga falta. Mejor que sobre que no falte, eso es lo que dicen ¿no?. ¡Sabia decisión! Porque en el caso del pan, el hecho de que sobre no es ningún problema, muy al contrario, hay muchas cosas riquísimas que podemos hacer con él.

A continuación te contamos algunas:

La más socorrida, al menos a la que acuden siempre las abuelas. Para ello, coges 1/2 kilo de carne de ternera picada, 1 porción de pan duro (1/4 de la barra de pan aproximadamente), 1 huevo, 1 diente de ajo, un par de ramitas de perejil, sal, pimienta, harina y dos cucharadas soperas de leche. Por una parte, en un mortero ponemos el ajo y el perejil, y golpeamos con el pilón hasta que quede una mezcla heterogénea.

Por otra parte, se mezcla en un bol la carne picada con el huevo, el pan empapado en la leche, una pizca de sal y otra pizca de pimienta. A continuación, añadimos el contenido del mortero y mezclamos todo. Luego vamos cogiendo bolas de la masa y las vamos aplastando con la palma de la mano. Freímos cada pieza en una sartén, con aceite de oliva bien caliente, para que absorba lo mínimo de grasa y por último las ponemos en una fuente con papel absorbente, para que se impregnen del aceite de la fritura. ¡Y a comer!

Si el pan sobrante aún no se nos ha puesto duro del todo podemos utilizarlo tal cual. Si ya se ha endurecido, antes de comenzar a poner los ingredientes encima del pan, hay que mojarlo un poco. Se pone el horno a precalentar a 180ºC. Se corta el pan en rebanadas y, a continuación se corta el tomate en rodajas y se pone una a una encima de cada rebanada de pan una feta de queso (lo ideal sería utilizar mozzarella fresca o el típico queso feta griego). Por último se lleva al horno hasta que el queso quede gratinado y justo al sacarlo se añaden unas hojas de albahaca fresca.

Para ello necesitamos una barra aproximadamente de pan duro del día anterior, ¾ de litros de leche entera, 5 huevos, caramelo líquido (comprado, no es necesario que sea realizado por nosotros), piel de medio limón (recuerda lavar bien el limón ya que la piel tiene ceras y productos químicos para su mejor conservación), canela en polvo y ¼ de kilo de azúcar.

En primer lugar, necesitamos un recipiente para echar el pudin y otro más grande donde meter este y poner a calentar el horno a 180º con calor por arriba y por abajo. Troceamos el pan y, aparte, mezclamos en un amplio recipiente la leche y la canela. A continuación, introducimos el pan troceado en este recipiente. Adicionamos los huevos, el azúcar y la ralladura de la piel de medio limón. Batimos todo con la ayuda de una batidora hasta que nos quede una masa homogénea. Después cogemos el caramelo líquido y lo vertemos por toda la base del recipiente pequeño.

A continuación, vertemos en este recipiente la mezcla homogénea que acabábamos de batir y nos aseguramos de que quede bien repartida. Introducimos este recipiente en la otra fuente más grande en la que previamente hemos añadido agua. La idea es hacer el pudin al baño maría. Metemos las dos fuentes dentro del horno y horneamos durante unos 45 minutos. Pasado este tiempo comprobamos que esté bien doradito por arriba y que no esté crudo por dentro. Lo sacamos del horno y al rato lo metemos en la nevera para que se enfríe. Cuando se haya enfriado lo desmoldamos de tal forma que quede la parte del caramelo por arriba. ¡Listo!

Aunque comúnmente se comen en la época de Cuaresma y Semana Santa, os animamos a hacerlas en cualquier mes del año porque están muy ricas. Necesitamos 1 barra de pan duro, 1 litro de leche, 4 huevos, unos 100 gramos de azúcar y canela. Cortamos el pan en rebanadas de más o menos 2 dedos de grosor. Habiendo calentado la leche previamente para que se temple, la vertemos en un recipiente junto con el azúcar y la canela. Removemos todo hasta su completa disolución.

Añadimos aceite en una sartén y lo ponemos a calentar. Mientras tanto, empapamos las rodajas de pan en la leche. Batimos los huevos. Cogemos cada rebanada,  las pasamos por el huevo batido y las echamos en la sartén para que se frían, dándoles la vuelta para que se hagan por los dos lados. Por último ponemos cada pieza en una fuente con papel absorbente y espolvoreamos por encima canela. También podemos añadir por encima azúcar moreno o azúcar glas. ¡Quedarán la mar de ricas!

Necesitamos media barra de pan duro, 2 huevos, una cucharadita de levadura en polvo, medio litro de leche, ralladura de un limón y canela en polvo. En primer lugar hay que poner a precalentar el horno a 180ºC. Desmigamos el pan y lo dejamos en remojo en la leche. Se baten los huevos y se añaden estos al pan y a la leche. Después añadimos el resto de ingredientes y mezclamos hasta que se obtenga una masa espesa. Impregnamos el molde que vamos a utilizar para hornear con un poco de aceite para que la tarta no se pegue. Horneamos durante 40 minutos. Lo podemos acompañar con un poco de mermelada, por ejemplo, de tomate.

Necesitamos media barra de pan duro, 4 tomates desecados, una cucharadita de pimentón dulce, 3 dientes de ajo, dos o tres cucharadas de aceite de oliva, 1 chorizo ibérico y 3 pimientos (se puede aumentar el número de chorizos y pimientos dependiendo del número de personas que comerán la receta).

Podemos echar mano del microondas para preparar el chorizo. Para ello lo metemos y calentamos a máxima potencia durante unos dos minutos y medio. Mientras, picamos el pan, los ajos y los tomates. Añadimos a la mezcla las cucharadas de aceite y la llevamos a la sartén. En otra sartén freímos los huevos y los pimientos. Cuando las migas estén doraditas, emplatamos todo y ya podríamos disfrutar de unas auténticas migas andaluzas.

¿Conocéis otras recetas con pan duro? ¡Animaos a compartirlas con nosotros en los comentarios o en nuestras redes sociales!

 

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